Programa 13: Hojas de hierba. Y Walt Whitman también

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Bienvenidos a un programa en el que hablaremos de la hierba; tumbados sobre ella, la comeremos, la beberemos y la respiraremos.

Walt Whitman. ¿Homosexual, bisexual? Mejor no hablar del tema. Algunas fuentes hablan de su sexualidad, pero la verdad, ¿es necesario saber si le gustaban las mujeres, si las prefería morenas, rubias, altas o bajas? Walt Whitman conoció a Oscar Wilde en 1882, pero esto no obliga a pensar nada sobre inclinaciones sexuales. Centrémonos en la experiencia de su encuentro con las palabras y las ideas, casi por encima de los versos. Podría decirse de Whitman que no es un poeta al uso, sino un poeta entero, salvaje, sin florituras. Piensa y siente al mismo tiempo. Esto es lo que hace que las personas que le leen se sientan próximos a él, porque todos pensamos y sentimos a la vez, no por separado. Algunos se hacen llamar poetas y atesoran un fascismo narcisista, que si bien no es extraño a las personas (el narcisismo), sí a los que se hacen llamar poetas. ¿Qué hacen mirándose las entrañas? ¡Tenemos un mundo lleno de glorias, luces y retos! Por otro lado, la gran mayoría de las personas, que confunden poesía con caramelizadas posturas llenas de flores pintadas de colores ajenos a su propia esencia, no sabrían vivir en un mundo en el que dejar de tocar las cosas es ajeno al placer, y en el que , para sentir ese placer, no deben comprar nada.

En fin, ¿no crees que es indiferente la forma de la prosa poética o de la poesía prosaica de Whitman? ¿Qué más da con quién se acostara?

Escritores que reconocen haberse visto marcados por su obra son Lawrence (El amante de lady Chatterley), T.S. Elliot, Pablo Neruda o Borges. Tal y como se desprende del sentido de sus poemas, Whitman es un hombre abierto al mundo, Whitman es un verdadero poeta, aunque sus versos se alejen de la desnudez a la que nos tiene acostumbrados la poesía más vanidosa.

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Los Locos de la Luna recitan poemas de Hojas de hierba

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César Ribba. Oigo cantar a América. Walt Whitman

Oigo cantar a América, oigo los cánticos variados,

los de los artesanos, gozosos y enérgicos,

el carpintero canta su canción mientras mide sus tablas y sus vigas,

el albañil canta la suya al disponerse a trabajar o al finalizar su trabajo,

el botero canta la suya en su bote, el estibador la canta en su cubierta de vapor,

el zapatero canta la suya sentado en su banco, el sombrerero la canta de pie,

la canción del leñador, que va por su camino, de mañana, o durante el descanso del mediodía, o a la puesta de sol,

la canción deliciosa de la madre o de la recién casada, en sus faenas, o de la muchacha mientras cose o lava,

cada uno canta la que sabe, nada más.

El día, lo que al día pertenece; y por la noche, la cuadrilla de jóvenes cantará con la boca abierta sus melodiosas canciones viriles.

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Fernando García. Lecciones más fuertes. Walt Whitman

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¿Has aprendido lecciones de quienes te admiraban y eran tiernos contigo y te cedían el paso?

¿No has aprendido grandes lecciones de quienes te rechazan y se unen contra ti?, ¿o te tratan con desprecio, o te disputan el paso?

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Cristina Moscoso. He aquí mis más frágiles hojas. Walt Whitman

He aquí mis más frágiles hojas, que son, sin embargo, las más duraderas,

a su sombra oculto mis pensamientos, no las muestro yo,

pero ellas me muestran más que todos mis poemas.

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Margarita Cañellas. Poema número 6. Walt Whitman

Me preguntó un niño: ¿Qué es la hierba?, trayéndomela a manos llenas.

¿Cómo podía responderle? Tampoco sé yo lo que es la hierba.

Sospecho que es el emblema de mi temperamento, tejido con el verdor de la esperanza,

o imagino que es el pañuelo de Dios,

prenda perfumada y rememorativa, abandonada adrede,

que lleva en las puntas el nombre de su dueño para que lo veamos, reparemos en él y preguntemos: ¿De quién?

 

O presumo que la hierba es un niño, el recién nacido de la vegetación.

 

O creo que es un jeroglífico uniforme

que significa: crezco igualmente en las regiones vastas y en las regiones estrechas,

crezco igualmente en medio de la raza negra y de la raza blanca.

Al canadiense, al piel roja, a todos me entrego y a todos los acepto.

(…)

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Betina Durruty. Caed gotas. Walt Whitman

¡Caed, gotas! ¡Abandonad mis venas azules!

¡Oh, gotas mías! Caed, lentas gotas,

desprendeos de mí ingenuamente, caed, gotas sangrantes,

de las heridas hechas para libertaros de vuestra prisión,

de mi rostro, de mi frente y de mis labios,

de mi pecho, del escondite donde yo estaba oculto, salid, gotas rojas, gotas de confesión,

teñid todas las páginas, teñid todas las canciones que canto, todas las palabras que pronuncio, gotas sangrientas,

que conozcan vuestro color rojo, que brillen,

saturadlas de vuestra esencia, avergonzadlas y humedecedlas,

resplandeced sobre todo lo que he escrito y escribiré, gotas sangrantes,

que todas las cosas sean vistas a vuestra luz, gotas ruborosas.

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Xisco Fuster. Sé que me han acusado. Walt Whitman

Sé que me han acusado de querer destruir las instituciones,

pero, ciertamente, yo no estoy ni por las instituciones ni contra ellas

(¿qué me importan, en efecto, ellas o su destrucción?)

Solo quiero establecer en Mannahatta y en todas las ciudades de estos Estados, en el interior del continente como en las costas,

y en los campos y en los bosques, y en los navíos grandes o pequeños que hienden el agua,

sin edificios ni reglamentos ni tutores ni disputas,

la institución del tierno amor de los camaradas.

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Serrat recita a Walt Whitman

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Creo que una brizna de hierba no es menos que el camino que recorren las estrellas,

y que la hormiga es perfecta, y que también lo son el grano de arena y el huevo del zorzal,

y que la rana es una obra maestra, digna de las más altas,

y que la zarzamora podría adornar los salones del cielo,

y que la menor articulación de mi mano puede humillar a todas las máquinas,

y que una vaca, paciendo con la cabeza baja, supera a todas las estatuas;

y que un ratón es un milagro capaz de asombrar a millones de

incrédulos.

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CÉSAR Ribba sobre la hierba de Buenos Aires

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Un jardín en la playa



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Cristina Moscoso recita a Blanca Andreu .

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La hierba crece

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Crece en todo momento, 23 millonésimas de centímetro cada minuto. No te das cuenta, pero crece. Ahora mismo, afuera en tu jardín o en el del vecino o en el parque más cercano, crece.

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Fernando García lee un poema de… ¿una poetisa chechena?.

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El artista Manu Navarro se arranca con la hierba .

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Charles Baudelaire (1821-1867)

El artista, si es hábil, no acomodará sus ideas a los incidentes, los combinará para llegar al efecto querido […] La poesía no tiene otra finalidad que ella misma; no puede tener otra, y ningún poema será tan grande, tan noble, tan auténticamente digno del nombre de poema, como el que se haya escrito solo por el placer de escribirlo.

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Salpicar con flores la calzada

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FERNANDO García y su discurso en el que no deja títere con cabeza (y a veces sin vestido)

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Ciencia y hierba

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España 1873-1874

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España. 1873 y 1874. ¿Qué? Es el título de un poema de Whitman. Pero, ¿por qué España y por qué en esta fecha?

El periodo de dos años (no llegó a los setecientos días) hace referencia a la Primera República. Tras abdicar el rey Amadeo de Saboya se instituye presidente del gobierno al catalán Estanislau Figueras.

Benito Pérez Galdós describe así el ambiente en el Parlamento:

Las sesiones de las Constituyentes me atraían, y las más de las tardes las pasaba en la tribuna de la prensa, entretenido con el espectáculo de indescriptible confusión que daban los padres de la Patria. El individualismo sin freno, el flujo y reflujo de opiniones, desde las más sesudas a las más extravagantes, y la funesta espontaneidad de tantos oradores, enloquecían al espectador e imposibilitaban las funciones históricas.

Presidiendo un Consejo de Ministros, harto de debates estériles, el Presidente Estanislau Figueras llegó a gritar (en catalán):

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Senyors, ja no aguanto més. Vaig a ser-los franc: estic fins als collons de tots nosaltres!

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(Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco: ¡Estoy hasta los cojones de todos nosotros!)

Tan harto se sentía el hombre que depositó disimuladamente su dimisión sobre la mesa de su despacho, tomó el primer tren que salió de la estación de Atocha hacia Francia (pasó de largo Catalunya) y no se bajó hasta llegar a París.

Al advertir el vacío de poder, el coronel de la Guardia Civil José de la Iglesia se presentó con un piquete en el edificio del Congreso de los Diputados y advirtió a los representantes de la República que de allí no salía nadie hasta que eligieran a un nuevo presidente. Esta vez, el guardia civil consiguió lo que se propuso (cuando decimos «esta vez» lo estamos comparando con la desafortunada entrada en el Congreso del teniente coronel Antonio Tejero el 23-f de 1981). El 11 de junio de 1873 se eligió como presidente a Francesc Pi y Margall quien, al presentar su gobierno ante la Asamblea, declaró que no tenía programa y que no sabía qué hacer.

En este periodo republicano estallaron tres guerras civiles, incluida la Guerra de Cuba.

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Poema de Whitman. España 1873-1874

De la lobreguez de las más densas nubes,

de las ruinas feudales y de los esqueletos hacinados de los reyes,

de todos aquellos viejos escombros de Europa, de las mojigangas destrozadas,

de las catedrales ruinosas, de los palacios destruidos, de las tumbas de los sacerdotes,

he aquí que asoman las facciones lozanas y claras de la Libertad

-asoma el mismo rostro inmortal, visión fugaz cuando el rostro de tu Madre, América, destello significativo como el de una espada, lanza sus rayos hacia ti-.

No creas que te olvidamos, madre nuestra;

¿te has rezagado tanto tiempo? ¿Se cerrarán otra vez las nubes sobre ti?

¡Ah!, pero acabas de aparecerte a nosotros en persona, te conocemos,

nos has dado una prueba segura, la visión fugaz de ti misma,

tú esperas allá, como en todas partes, tu hora.

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Cosas que habría que

tratar

de evitar

hacer

con las hojas de hierba.

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Carlos Herrera ha escrito un poema verde

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Font Livi presenta un estreno mundial sobre las hojas de los… ¿que se fuman?

 

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Pilar Alcántara es una poetisa atenta al vergel que le rodea

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Chatarra y montañas

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LECTURA CADÁVER EXQUISITO

El cadáver exquito consiste en crear un poema al momento, en directo. Lo escribe el público de los Locos al son de la hierba y de la Luna. Hoy es 17 de marzo. La Luna se encuentra casi en estado de plenitud luminosa (más tarde, la poderosa luz blanca señalará sombras desprendidas de nuestros cuerpos bajo las palmeras). Solicitamos al público poeta que escriba una sola palabra, inspirada en la escrita anteriormente. Este es el resultado:

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Soy frescura, un caradura

magma viscoso, en movimiento

el viento es dulce y picante

me envuelve el aire tibio, caliente, verano

te espero, con puro deseo, un chocolate caliente humeante

tubo de escape de su compresa con alas

porque toda la culpa es de los hombres antiguos que nos aburren con haikus

y no de las chicas que se quitan el bikini.

Bueno, ya que estamos, que se quiten las bragas y los versos,

qué calor tengo, desnudarme no es posible

destape, sigo siendo frecura,

la helada ignominia, la hierba verde donde los sueños se extienden verdes

y no tanto como creía y presumía en su manía.

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Betina Durruty ha escrito en los Locos…

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“Esplendor en la hierba”, ¿qué te sugiere?

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Pues bien, si el título te sugiere una película, vale. No es otra cosa que la memoria automática que te traiciona, ahora y en más momentos de los que crees (sí, convertirnos en borregos funciona, hasta que nos damos cuenta; la mecánica de las ideas repetidas dispara sus balas sin que sintamos dolor). Casi siempre sucede así, ¿verdad? Ahora, sé tú mismo/a y vuelve a leer el título: busca una sensación antes que un recuerdo.

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EL FIN DEL DÍA. Walt Whitman

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La satisfacción consoladora y la alegría de lo terminado,

la pompa, el resplandor fugaz de la contienda y el apresuramiento han concluido:

¡ahora el triunfo!, ¡la transformación!, ¡el alborozo!

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Parece mentira que la hierba dé tanto de sí; las vacas la transforman en leche, y nosotros en un programa de Locos.

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Los Locos de la Luna es un programa

presentado por Xisco Fuster

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addenda

 

Herta Muller

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La bestia del corazón

Cuando callamos, nos tornamos desagradables, dijo Edgar. Cuando hablamos, nos tornamos ridículos. (…) Con las palabras en la boca aplastamos tantas cosas como con los pies sobre la hierba. Pero también con el silencio.

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Pío Baroja

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Mala hierba

El barrio de las Injurias se despoblaba, iban saliendo sus habitantes hacia Madrid… Era gente astrosa: algunos, traperos; otros, mendigos; otros, muertos de hambre; casi todos de facha repulsiva. Era una basura humana, envuelta en guiñapos, entumecida por el frío y la humedad, la que vomitaba en aquel barrio infecto. Era la herpes, la lacra, el color amarillo de la terciana, el párpado retraído, todos los estigmas de la enfermedad y la miseria.

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Boris Vian

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.La hierba roja

– Es decepcionante, ¿no? -se burló Wolf-. ¿Tienes miedo de que me sienta decepcionado cuando lo haya olvidado todo? Es preferible sentirse decepcionado a seguir esperando en el vacío. De todos modos, hay que saber qué pasa. Por una vez se presenta la ocasión… ¡Pero contéstame, joder!

Su interlocutor seguía mudo, con expresión de desacuerdo.

– Y además la máquina no me ha costado nada -dijo Wolf-. ¿Te das cuenta? Es mi gran oportunidad. La oportunidad de mi vida, sí señor. ¿Iba a desaprovecharla? De ningún modo. Una solución que te hunde vale más que cualquier incertidumbre. ¿O es que opinas lo contrario?

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Final de la película de Elia Kazan «Esplendor en la hierba»

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Un comentario »

  1. Aquel día allí sentada entre oscuridad y luz, donde las palabras bailaban, tu voz de un sonido abierto me embriagó.
    Fue todo ameno y paso rápido, me dio vida.
    Muchas gracias, deseo volver.

    • Bueno, lo mejor es estar ahí para compartir los efluvios intocables. Por eso me esmero en dar lo más posible; más textos, más explicaciones, incluso más vídeos que no hemos podido ver en directo. Gracias por seguirnos.

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